Un poco de historia: ¿de dónde viene la palabra ahorrar?
En la actualidad la palabra ahorrar es sinónimo de economizar, guardar, atesorar, conservar o reservar bienes tangibles, como el dinero, o intangibles, como el tiempo. No obstante, si observamos la historia de la palabra, encontraremos una curiosa transformación en su significado.
Origen de la palabra ahorrar
La palabra ahorro proviene del árabe “hurr”, que significa libre, en oposición a ser un esclavo. En la Edad Media se usaba el término “horro” que se refería a “dar libertad a un esclavo o prisionero”, significado que se mantuvo hasta el siglo XVII.
En el siglo XVIII, se transformó a una idea más cercana a la que hoy conocemos: “librar a alguien de algo”, es decir, nos libramos de un esfuerzo o un gasto.
Finalmente, la palabra ahorro se asoció a una forma de guardar, principalmente, dinero para el futuro. Aunque la acción de ahorrar vinculada a guardar es una tradición antigua.
¿Quiénes ahorraban en el pasado?
El pueblo chino, egipcio e inca guardaba parte de sus cosechas para poder sobrevivir en los tiempos de sequía, por ejemplo.
Una de las organizaciones más antiguas para ahorrar, se constituyó en la Edad Media, en el año 1462, denominada Monte de Piedad. Fue inaugurada en Italia por los monjes franciscanos como una forma de proteger sus bienes como metales o limosnas que provenían de ayudas de la Corona o del pago por celebraciones religiosas. Con esto crearon un fondo de ahorro.
Posteriormente, como las iglesias eran de las pocas instituciones que tenían amplios recursos, empezaron a realizar préstamos y cobraron intereses a las personas y a las ciudades, lo que dio lugar a la constitución de bancos y cajas de ahorro, que hoy conocemos.
El ahorro para lograr libertad
En cierta medida, la definición de la palabra ahorro, de acuerdo con su origen histórico, no está tan desvinculada a la idea del ahorro actual. El ahorrar puede “darnos libertad”. ¿Esto qué quiere decir?
El ahorro puede darnos tranquilidad, ya que con éste podemos dejar de preocuparnos por el dinero. La intención es que cuando ahorremos lo suficiente podamos hacer algo que nos gusta, que disfrutemos, que nos haga felices y que también ayude a enfrentar algunas emergencias.
Por ello, no se trata de ahorrar por ahorrar, de esclavizarnos por guardar algún bien, como tal vez nuestros abuelos lo hacían al acumular su dinero debajo del colchón. En consecuencia, debemos ser más específicos y darle un objetivo al ahorro. Podemos preguntarnos ¿en qué quiero despreocuparme? ¿En un viaje? ¿En mi retiro? ¿En mi educación?
Algunas veces resulta complicado ahorrar, pero no es imposible. Podemos lograr libertad en nuestras finanzas y en consecuencia en nuestra vida, de manera más sencilla, apoyándonos en la educación financiera y en las tecnologías financieras (Fintech).
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Fuentes:
RAE. (2018). Ahorrar. Recuperado de: http://dle.rae.es/?id=1IzPngH
El ahorro y su historia. Recuperado de: https://www.economia.com.mx/el_ahorro_y_su_historia.htm
La paradoja de ahorrar (2018). Revista Algarabía. Recuperado de: http://algarabia.com/desde-la-redaccion/la-paradoja-de-ahorrar/