La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) informó a inicios de la década que a nivel global, en cuanto a los conocimientos de la población, un porcentaje muy alto carecía de nociones básicas en materia financiera. Ya instalados en las postrimerías del periodo, la falta de educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente.

Primero que nada, ¿qué es la educación financiera?

La OCDE la define como el proceso mediante el cual las personas adquieren una mejor comprensión de los conceptos y productos financieros. Además de permitirles desarrollar las habilidades necesarias para tomar decisiones informadas, evaluar riesgos y oportunidades financieras que mejoren su bienestar y calidad de vida. 

Falta de educación financiera e inclusión financiera, dos conceptos inseparables. 

Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) “la inclusión financiera comprende el acceso y uso de los servicios financieros bajo una regulación apropiada. Asimismo implica promover la educación financiera para mejorar las capacidades de todos los segmentos de la población”.

Por tanto, educación e inclusión financiera son conceptos inherentes. Es decir, son transversales, dependen el uno del otro. 

La inclusión comprende el acceso y uso de los servicios y productos financieros para todos los segmentos de la población. 

Mientras que la educación se relaciona con la generación de competencias que permitan comprender y utilizar estos productos y servicios como mejor les convenga a las personas.

Por tal motivo, contar con información veraz y confiable en materia financiera permite a los usuarios conocer de los riesgos que representa el sobreendeudamiento, la falta de previsión a largo plazo, la falta de planeación y asignación de metas y objetivos financieros.   

La educación financiera reduce la exclusión social y constituye una herramienta indispensable para las personas en edad productiva.

¿A qué se asocia la falta de educación financiera? 

• A diferencia de aquellos que cuentan con mayores ingresos, las personas con menor solvencia económica tienen pocos o nulos conocimientos en finanzas y una actitud indiferente en cuanto al ahorro.

• Las diferencias entre géneros continúa conforme el nivel de educación que poseen. Las mujeres tienen menos conocimientos financieros.

• Las personas tienen prejuicios en relación con los temas financieros.

• La escolaridad de un individuo puede no ser un buen indicador de su nivel de educación financiera.

• La zona de residencia de los individuos (urbano o rural), se asocia con el nivel de conocimientos en materia financiera.

¿Cuáles son las consecuencias de la falta de educación financiera?

Las personas deben estar conscientes de la importancia de su formación en relación con la administración responsable del dinero, de los factores que pueden afectar sus decisiones y de las consecuencias para su bienestar.

En virtud de ello, a continuación enlistamos algunas consecuencias de la falta de educación financiera.

• Desde 2010 a la fecha un mayor número de individuos recurre al sector financiero informal. La gente desconoce las fuentes tradicionales de crédito con condiciones más favorables y terminan pagando productos y servicios financieros con altas tasas de interés.

• Lo anterior genera endeudamiento. Incrementa la deuda por concepto de intereses de financiamiento, intereses moratorios y otras comisiones.

• Malas decisiones por parte de los usuarios, con rotundos efectos negativos en su bienestar, cuyo impacto puede perdurar en el tiempo.

• La mayoría no realiza una comparación entre los productos y servicios financieros para tomar una decisión responsable. 

• Las personas no tienen un balance de su presupuesto mensual, no les alcanza para cubrir sus gastos, rebasan su capacidad de pago y solo hacen crecer el espiral de endeudamiento.

• Las personas están imposibilitadas para enfrentar contingencias económicas.

• México se ubica dentro de los países con niveles de penetración bajos en  los servicios financieros.

Las personas toman decisiones sobre ahorro, deuda e inversiones que no son las más apropiadas y que pueden perjudicar su bienestar personal y familiar.  

En consecuencia, es importante acelerar los esfuerzos para sensibilizar y capacitar a la sociedad y sacar ventaja de los productos y servicios financieros sin incurrir en gastos o endeudamientos ligados a decisiones equivocadas.

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Foto tomada de The Associated Press.